domingo, 9 de junio de 2013

REGRESO DEL LIMBO...


Se podría decir que conozco el infierno, aunque la definición de "infierno" tiene muchos matices y muchas formas que al fin y al cabo derivan en una sola, "el sufrimiento".
Se podría decir que yo he estado por dos veces y durante largo tiempo en aquellas regiones en las que la vida se torna dolor, sufrimiento y desesperanza, como en la Divina Comedia de Dante, he vagado entre el limbo de la incertidumbre ante la enfermedad y el infierno del tratamiento y sus consecuencias, por dos veces y en un intervalo de 9 años he conocido aquellas regiones y no son nada recomendables.
Cuando por primera vez me senté en un sillón a ponerme el tratamiento de quimioterapia, fue como si penetrara en un pozo tan oscuro y tan profundo, que me nubló de tal forma mi vida y mi pensamiento que hasta pensé que la muerte podría ser un alivio a tanto dolor infringido por esos venenos que corrían por mis venas y me provocaban todos aquellos síntomas tan jodidos.
A veces pensé en tirar la toalla, pero la esperanza siempre estaba ahí y me aferraba a ella como el que se aferra a un clavo ardiendo si cae al vacío, pues era lo único que me quedaba. Reducido a un cuerpo convertido en un guiñapo por aquellos venenos "curativos" me ví dentro de una especie de limbo en el que transcurría mi vida, con todas las exigencias de la misma y con todo el contenido de cualquier vida pero como viviendo en un estado diríamos de inconsciencia "consciente", en la que todo me daba igual, pero a la vez tenía que pensar en todo, como digo, un "limbo" entre el infierno y el "cielo" de la vida normal.
Mi mente era un torbellino de pensamientos, de esperanza, de vacío, de un "vivir sin vivir en mí", pues me refugiaba en regiones de mi interior en los que mi mente viajaba unas veces al pasado de mi infancia, hacia tiempos felices, otras hacia mundos creados en mi interior en los que moraba durante horas para intentar aliviar el sufrimiento que tenía en mi interior, cree mi "refugio interior" del que alguna vez he hablado en este blog.
No fue una experiencia agradable todo el proceso de mi primer tratamiento, pero aprendí mucho de todo ello y creo que salí renovado como persona y mi espíritu comprendió un poco la verdadera esencia del "sufrimiento" pues no es otra que la de hacerte más fuerte, como dijo Nietsche:- Lo que no te mata, te hace más fuerte- y así es.
Nueve años después, se me volvió a diagnosticar otra vez la enfermedad y esta vez el tratamiento fue mucho más agresivo que el anterior, además de experimental y más tóxico.
De nuevo me sumergí en el pozo y en el "infierno", pero esta vez sabía a donde iba, o eso creía yo, hasta que me dí cuenta que nunca se está lo suficientemente preparado para visitar esas regiones, pues allí está completamente solo y solo tú puedes salir de ellas renovado o vencido.
Durante 4 largos meses estuve otra vez en el limbo de la vida, entre las exigencias de la misma y las exigencias de la enfermedad y otra vez aquella sensación de incertidumbre hacia el futuro y ante todo.
Para ponerme aquel tratamiento se me implantó un Reservorio Venoso, o portacat que me ayudó mucho y me dio calidad de vida durante el mismo.
El pasado jueves me lo retiraron, y con él se retiró la poca seguridad que tenía, pues era una especie de nexo de unión que me ligaba a la "vida oncológica", pues la rutina de limpiármelo cada mes y medio me hacía visitar la sala de oncología donde se administran las quimioterapias, ahora tengo un sentimiento como de "orfandad" pero a la vez de esperanza y de libertad. No sé si esta decisión ha sido o será para bien, espero no tener que volver nunca más a esas regiones de las que hablo, y si tuviera que hacerlo no sé si sería mejor no saber donde voy o saberlo como lo sé, quizás ignorarlo todo haga más tolerable lo que te venga, ya que el dolor te pilla por sorpresa y no lo sufres dos veces como cuando lo anticipas.
Ahora me siento de vuelta de aquellas regiones, me siento con fuerzas para afrontar la vida y lo que venga, pues nunca me he ido, aunque si he transitado durante demasiado tiempo en una tierra sin nombre llamada "incertidumbre", pero me he dado cuenta de que todos en cierta manera transitamos siempre por ella, pues ¿qué es la vida?, sino una eterna incertidumbre.

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