lunes, 31 de diciembre de 2018

AMOR





AMOR


Miradas fugaces
entrecruzadas en el instante,
momento de eternidad,
instante mirando el futuro,
roce de almas 
en medio de la incierta
calma.
Deseo escondido 
en lo profundo del vientre,
fuego encendido
en las viscerales entrañas,
rozando el amable pecado,
sintiendo la calidez 
en la unión de las almas.
Perdidos en el influjo
Dionisíaco, de lujuriosas  caricias,
 de excesos carnales,
de miedos ocultos,
también compartidos,
sentirse perdidos,
en un mar de dudas
también de anhelos,
atracción animal,
con el tiempo
Amor  verdadero.

domingo, 16 de diciembre de 2018

EL ERRANTE



EL ERRANTE

Se me hace extraño morar entre los vivos,
una vez atravesé el Infierno.
Oscuridad, dolor y sufrimiento,
buscando la luz, allá en el averno.
No la hay.
No existe.
Nadie la tiene en ese lugar.
Soledad eterna.
En el frío fuego abrasador,
de la tierra sin esperanza
Un lugar de no muerte,
y no vida
Sin tiempo,
sin futuro.
Creado por nosotros,
por nuestra libre ignorancia,
por nuestra supina estupidez
Un lugar innombrable,
donde todos los nombres
esperan pacientes a sus dueños.

El Errante me ayudó,
el sabía el camino.
Apareció de la nada
llamado por ella.
Buscó mi esencia.
Supo la verdad,
ni yo la sabía.
Antes pasó por la Gloria,
y en una ladera
una flor recogió,
la puso en su solapa.
Allí no podía permanecer mucho.
Su orden fue buscarme,
en el frío Hades me encontró.
A cambio de mí ofreció la flor
a los señores del Inframundo.
Aceptaron el pago
el Errante me liberó.
Ahora esa flor brilla
en la insondable oscuridad,
haciendo aun más terrible
y tenebroso el Infierno.
Ahora he vuelto,
cumpliré la misión.
Liberaré al Errante,
el que mora entre el Cielo y el Infierno.
Yo seré su relevo.
Buscador de almas.
Condenado a liberarlas...

VIDA

VIDA

En el silencio de la noche
rebobinando los recuerdos
en cintas desgastadas 
por el paso del tiempo.
Me veo a mi mismo
y a otros "mi mismo"
diferentes, pero iguales
sintiendo la corriente
del río de la vida,
de sus turbias aguas
de sus corrientes inciertas,
de sus incertidumbres inmensas, 
perdido en su lecho,
mirando al nublado horizonte
de oscuros nubarrones,
siempre amenazando tormenta
pocas descargan, muchas centellean,
y yo deseo el agua limpia
de la cristalina lluvia
que dejan las lagrimas,
que limpian el alma
y arrastran las penas
a los meandros de la existencia.
Diriáse que la vida es sueño
soñando se vive,
y si ella es sueño, su hermana
la muerte,¿es el despertar?.
La vida es duda
se escribe en sucio,
pensando en pasarla a limpio,
y vemos que no se puede,
la vida se vive en borrador,
y no se rectifica.
No se cambia lo pasado,
solo existe el momento, detrás
de cada momento, otro, y otro,
hasta que llegue el único, el último.
Vida extraña la nuestra
que sin pedirla gastamos,
tan dura pero tan bella,
tan misteriosa y tan certera.













domingo, 11 de noviembre de 2018

LA TÚNICA DE JESÚS


















LA TÚNICA DE JESÚS


Nunca he contado esto antes,
estuve enfermo de cáncer,
dos veces he pasado
este tremendo calvario.


Las tormentas fueron terribles
nunca sabré que fuerza
tuve para sortearlas realmente.


En la segunda tormenta
la tempestad química,
terrible embiste de veneno
para intentar parar la muerte
que corría por mi cuerpo,
intentando arrebatarme el aliento.


Noches terribles de sufrimiento,
dolor envenenado de químicos,
quemaban en mis adentros,
matando al  maldito cangrejo.


Y yo padeciendo un simulacro de muerte,
pesadillas en la madrugada,
malestar insoportable,
rogando, rezando a Dios.


Padres nuestros, Aves Marías,
hasta caer en el sueño.
Y en el terrible sufrimiento,
soñé con Él.


No le veía, solo veía una sombra,
en realidad tres,
negras como el azabache
en un entorno oscuro,
pero cálido,
conocido pero nunca visto,
y era Él.


Vino a mi llamada,
vi su túnica, su largo cabello,
se acercó a mí y estiré la mano,
Él extendió la suya.


Rocé aquella túnica,
casi su mano,
sentí su suave tacto
de basta tela antigua,
sentí el aroma de la calma
que me transmitió.


¿Fue un sueño?, no lo sé,
para mí fue real,
dormir pude esa noche,
después de la tormenta química
terrible.


 Él me dio la calma, apartó el dolor, 
Él me devolvió la esperanza.

Jesús estuvo conmigo, 
vino cuando le rogaba,
no le vi, solo sentí
el roce de su túnica sagrada.


domingo, 30 de septiembre de 2018

RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR



Hay días en que los recuerdos reviven intensamente en el interior del espíritu, dicen que la nostalgia no es buena pero muchas veces echar la vista atrás, volver a rememorar aquellos días en los que la vida era distinta es algo conmovedor, incluso a veces también curativo, un bálsamo para el alma.

El saber que hemos vivido tanto, tantas cosas, tantas experiencias, tantas puestas de sol, amaneceres, sonrisas, músicas, fiestas, rostros, días de felicidad, a pesar de los días de tristeza y de las malas experiencias, pero parece que al alma solo le interesan realmente los días y los momentos felices, lo malo con el tiempo lo va desdibujando, lo va empequeñeciendo y poco a poco, lo hace translúcido y al final, salvo alguna excepción, los momentos felices se ven a través de lo translúcido de los momentos no tan felices.

Recordar nos hace humanos, como en aquella película de Ridley Scott, Blade Runner, en los que implantaban recuerdos falsos a los humanos sintéticos para que no perdieran el juicio y pudieran actuar como personas en sus breves vidas artificiales. 

Tan importantes son los recuerdos y mucho más ejercitar el acceso a ellos en nuestra memoria, pues no hay nada más terrible que se nos borren todos los momentos de nuestra vida y lleguemos a ser vegetales postrados en un sillón con la mente en blanco, como por desgracia sufren muchos ancianos por el Alzheimer.

Recordar es volver a vivir y nuestros recuerdos en cierta manera son nuestro hogar, nuestra casa interior, en donde podemos optar por amueblarla y decorarla con mimo y amor, entonces seremos felices, y nos gustará morar allí durante horas, si la decoramos con odio y desorden, moraremos en la locura y la depresión.

Pero para recordar primero tenemos que vivir y eso es lo realmente difícil, procurar tener en la vida un orden y el suficiente valor para enfrentarnos a todo y poder salir lo más airoso posible de las distintas situaciones en las que nos pone la vida, y aprender de ello.

Últimamente me asalta a la memoria un recuerdo muy vívido de mi niñez, en él estoy en el Campo de mis tíos, en la carretera de la Romana, en donde he vivido tantos y tantos momentos de felicidad en mi infancia y adolescencia, pues aprendí a nadar en su piscina, toda la vida hemos ido los fines de semana allí, a pasar las mañanas de los domingos, y ahora, por desgracia, mis tíos se han hecho mayores y ya nadie va a cuidar el terreno y la casa, por lo tanto se ha puesto en venta, una verdadera lástima, porque es un sitio maravilloso, entre la sierra y el altiplano de la cara norte de la sierra de Crevillente.

El recuerdo está situado detrás de la casa de campo, en donde había una higuera verdal en la que yo cogía higos para comérmelos, pues su sabor era dulcísimo y me encantaba hacerlo cuando salían en verano. 

Recuerdo lo fría que estaba el agua de su piscina, los rosales que plantó alrededor de la misma, con rosas rojas, blancas y amarillas, los gatos que criaban detrás de la casa, por la que pasaba una acequia en donde siempre estaban acostados, las jaulas de jilgueros que tenían allí colgados, los columpios que tenían en la parte delantera de la casa, ya roídos y oxidados, colgados con dos cadenas de hierro y dos ruedas de coche traspasadas y sujetas por tornillos enroscados.

 Allí me pasaba las horas muertas columpiándome y observando el inmenso sauce llorón que había a la entrada de la cocina de la casa, un sauce llorón que impresionaba por su altura, tenía unos ocho metros y era inmenso, pero se tuvo que talar porque absorbía el agua del pozo y las raíces penetraban por las cañerías, la verdad es que me dio pena que lo hicieran, pero fue por el bien de la casa y el pozo.

Me gustaría volver a sentir la luz de aquellos días de infancia, la alegría de mis padres, de mis tíos, de mis primos, los juegos, las cenas, las comidas, las risas y conversaciones que en aquel bendito lugar se sucedieron a lo largo de los años, pero como todo en la vida, se acaba, todo se desvanece en la inmensidad temporal y lineal que es la vida, y mientras estamos aquí, en este mundo, solo permanecen los recuerdos, y aún así, hasta nos los pueden arrebatar, por eso creo que es importante poner las cosas por escrito, ya no solo para que las recuerde uno mismo, sino para que alguien cuando lo lea se sienta conmovido, inspirado, divertido, o simplemente bien y recuerde a través de lo que contamos en nuestros diarios, escritos, blogs o libros, pienso que es importante transmitir todo lo que vivimos, a alguien le gustará y sacará provecho de nuestras historias personales o de nuestras vivencias contadas al público.

Escribir nuestros recuerdos también es plasmar la vida en el papel, o en cualquier soporte, pero nos permite rememorar cosas que con el tiempo olvidaremos y eso es maravilloso.

Seguimos en el camino...recordando.



domingo, 2 de septiembre de 2018

LA DERIVA INTERIOR



Ante todo pido disculpas a todos mis lectores por la falta de formalidad en las publicaciones de este blog, escribo demasiado poco en él, menos de lo que quisiera, pero últimamente, como siempre,  mis circunstancias me hacen no tener tiempo para dedicarle a este pequeño espacio cibernético de mi vida, pero ya estoy aquí de nuevo otra vez, aunque sea tarde, la dicha es buena.

Últimamente mi espíritu está inquieto, pensando en todo lo que está sucediendo en el Mundo, que vemos en la televisión, aunque en cierta manera es como siempre, un caos, un puñetero caos que nos sumerge en la eterna preocupación por el futuro, que nos hace ver todo negro y nos quita la energía, las ganas de cambiar todo esta existencia a mejor, porque no vemos solución a la sin razón de la existencia humana, aunque siempre nos queda ese poso de rebeldía que en ciertos momentos aflora y dice:  ¡Basta!, no aguanto más, y nos da por luchar por una o varias causas aunque sepamos que somos una hormiga en un vasto universo, pero el Universo sería menos sin esa pequeño hormiga, no?.

Voy a la deriva en mis pensamientos, centrados en divagaciones, en tormentas mentales por sucesos, por experiencias, por recuerdos y por la impotencia que siento a veces al no poder hacer nada por cambiar cosas de mi entorno.
En los últimos meses he vivido varias muertes de amigos por culpa del cáncer, amigos con los que he hablado, conversado, ayudado y también llorado, sintiendo una culpa que sé que no es mía, pero que duele igual que si lo fuera, porque yo he sido enfermo, como sabéis, y cuando alguien lo está y habla conmigo, si no supera la enfermedad, me siento culpable, aunque es una culpa tonta e ilógica, pero lo siento así, la culpa del sobreviviente, porque ellos no lo han superado y yo de momento, sí.

Aunque hay muchas esperanzas de curación o remisión hoy en día, la gente sigue muriendo por esta plaga, por esta pandemia mundial, jóvenes y viejos, niños e incluso bebés, y cuando ves esta terrible realidad, todo tu mundo interior se revuelve y se agita, porque quieres ayudar, quieres que las personas que conoces y que contactan contigo se salven, y a su vez ellas puedan ser ejemplo de vida y de superación, pero no siempre es así, supongo que Dios, la Vida, El Universo o la energía que tenemos a querido que yo permanezca aquí, y ellos no, esa dicotomía existencial me hace volverme loco, pues no entiendo el porqué de estas "injustas"situaciones. Solo el de arriba sabe la razón, insondable para nosotros, los mortales.

A veces me quedo sin palabras, sin saber que decir ante una persona que se que se está yendo al otro lado por la enfermedad, y me limito solo a escuchar y a asentir, e incluso a llorar con ella por su situación, a veces el silencio es la mejor de las respuestas posibles a las preguntas incontestables de aquel que está terminal.

He hablado varias veces de una técnica psicológica que aplico muchas veces en mi mismo y que recomiendo a quienes están mal, ya sea por la enfermedad o por las circunstancias adversas de la vida, y es el fabricarte lo que denomino "tu refugio interior", en donde recuerdas los buenos momentos de tu vida hasta ahora, lo que te gusta, lo que quieres, lo que amas, lo que quisieras hacer, y permanecer ahí dentro durante las tormentas de la vida, refugiado, seguro, en tu interior, ahí nadie te puede hacer daño ni arrebatarte nada...es fácil decirlo, pero lo difícil es hacerlo y que te funcione, yo lo hice cuando estaba enfermo y me fue bien, pero claro, cada persona es un mundo, y no todos podemos pensar de este modo o creer en estas técnicas, pero merece la pena intentar estar mejor del modo que sea posible, esta es una buena manera, sencilla y personal, nadie te obliga, solo querer hacerlo tú.

Nunca pensamos en la muerte, la escondemos y la negamos, y está siempre presente, como es, parte de la vida también, y tenemos una asignatura pendiente en nuestra sociedad occidental, que es, aprender a lidiar con ella, aprender a morir, a que tenemos que dejar esta esta existencia un día u otro, pues nadie se queda aquí para siempre, pero nuestra lógica nos hace pensar que nacemos, crecemos, envejecemos y morimos, y la realidad es que se muere en todas las etapas de la vida, y a quien le toca la "nefasta" lotería, le toca y punto, por azar o por destino, pero la realidad es tan dura.

Aprender a ver la vida como un camino que no es lineal, aunque quisiéramos que así fuera, pero está lleno de curvas, de baches, de obstáculos, pozos, pantanos, tormentas, vendavales, terremotos, y en nuestra mente racional y "perfecta" deseamos que todo vaya seguido, sin problemas, sin sobresaltos. 
Existen personas a las que les va así, muy pocas, pero la gran mayoría siempre topamos en un momento u otro con los muros de la realidad, y de nosotros depende treparlos, derribarlos o sortearlos de la forma que mejor sepamos, aunque el muro se nos venga encima, por lo menos intentar protegernos de la mejor forma posible, siendo ecuánimes y las mejores personas posibles. esas dos cualidades pueden ser buenos cascos en la obra de la vida.

De todos modos todo esto no son más que palabras, ver los toros desde la barrera es muy sencillo y seguro, hay que estar en el ruedo para saber lo que se siente, lo que se sufre, lo que se lucha para sobrevivir y que la vida no nos de la cornada mortal, siguiendo el símil taurino, por eso muchas veces me siento a la deriva, yo sé lo que es estar en el ruedo, y ahora estoy en la barrera, pienso que solo puedo aconsejar, pero los consejos a veces son solo palabras vacías, se necesitan más cosas para poder ayudar a quien lo está pasando más por la enfermedad, medios, medicinas, empatía y comprensión de la sociedad, que por desgracia sigue faltando, tanto en los hospitales como en el ámbito laboral y social.

Muchos problemas tienen los enfermos, se quedan en el paro, les falta comprensión de familiares, amigos, los hospitales se saturan y los médicos no aciertan muchas veces con las medicaciones ni los tratamientos, por las esperas, por la saturación, todo esto es lo que de verdad hay que resolver y en nuestras manos está cuando vamos cada cuatro  años a las urnas, de cambiar. Se necesita cambiar en este país, la Sanidad está en una deriva peligrosa, vamos a pensar como hacerlo.

Seguimos en el camino, en la deriva, pero seguimos...


domingo, 1 de julio de 2018

SENTIMIENTOS ENCONTRADOS


¿Cómo podría describir en estos momentos lo que siento?. En mi espíritu hay una especie de mezcla entre la tristeza, la nostalgia, la apatía, la esperanza, la alegría y la pena, un conglomerado de sentimientos que no soy capaz de reconocer ni de separar, quizás esté en uno de esos momentos de la vida en los que te das cuenta que nada permanece, que nada es eterno y que la misma vida sigue una continuidad lineal, a veces bifurcada en sucesos inesperados pero que a su vez siguen esa misma línea que inexorablemente nos lleva al final.

Me doy cuenta de lo rápido que pasa el tiempo, de que la vida, cuando se está bien, pasa a una velocidad de vértigo, sin darnos apenas cuenta de los días, meses y años que se van tachando en el calendario.

La nostalgia invade a veces el pensamiento y me lleva a momentos lejanos en el tiempo, a la infancia, a lugares en los que sucedieron momentos que cuando realmente te das cuenta de lo maravillosos que fueron, y que nunca más vas a estar con esas personas y en esos mismos lugares, es entonces cuando la sensación de pérdida y de vacío se apodera de mi espíritu y quisiera llenarlo sintiendo lo mismo que sentí en aquellos momentos, pero tempus fugit, se escapa como el agua entre las manos, aunque siempre quedan los recuerdos, y con ellos podemos llenar ese vacío, aunque sea un poco.

Crecí en la España de los años 80 del siglo pasado, un tiempo que aunque tuvo sus momentos malos, como en todos los tiempos, fue una época que recuerdo con mucha luz, con alegría, con ilusión por el futuro, y sobre todo con una sensación que todos teníamos de estar seguros en nuestras calles, o por lo menos la ignorancia sobre lo que realmente pasaba nos hacía ser más confiados y menos precavidos ante el mal que acecha en la sociedad.

Los niños jugábamos en la calle, sin cámaras, casi sin policía, con muy pocos coches circulando en las mismas, y los vecinos nos conocíamos, confiábamos en las personas mayores y las respetábamos, nuestros padres eran más despreocupados porque la vida no parecía tan terrible como lo parece hoy en día, quizás fuera igual de peligrosa, pero no había tanta información, ni se sabía tanto como ahora, que se nos ha metido el miedo en el cuerpo por todo lo malo que vemos en Internet, en la televisión y en los medios.

Recuerdo las noches en la calle con mis abuelos, hasta las tantas, hablando con los vecinos, tomando el fresco, la gente que pasaba saludando y la tranquilidad, sobre todo la tranquilidad que había en aquellos años, benditos años de infancia!!!.

Me entristece ver ahora a mis hijos, y a todos los niños que no pueden salir solos a la calle, que los padres tenemos que estar con mil ojos vigilantes, por si acaso hay alguien que pretenda secuestrar a un niño, por si un coche los atropella, por si otro niño mayor les hace algo malo, etc, etc. 
Vivimos con el miedo infiltrado a propósito por esta sociedad, y hemos dejado de ser libres, y nuestros hijos pagan las consecuencias porque viven casi encerrados en casa, una por los horarios de trabajo tan espectaculares que tenemos, y otra porque ellos solos no pueden estar, y no queremos que estén.

Por lo tanto el mayor entretenimiento que encuentran son las nuevas tecnologías, las niñeras virtuales que les hacen poder relacionarse en Internet, pero perdiendo habilidades sociales en el mundo real, viendo constantemente vídeos en YouTube, y jugando a juegos absurdos que les adsorben la atención y las ganas de aprender, así como el hábito de la lectura.

Los padres tenemos que luchar contra este monstruo brutal que contamina las mentes de nuestros hijos, vigilando el contenido de lo que ven, intentando hacer que lean libros, que se dejen el mundo de los videojuegos y puedan jugar a otras cosas, que miren películas con valores, series, en fin, intentar educarlos para que sean buenas personas, y a ser posible que aprendan, por lo menos igual que lo hicimos nosotros, pero cuesta, pues la misma sociedad nos lleva a no tener tiempo para desempeñar esta tarea y esa misma sociedad, enfocada en el sistema que nos controla, capitalismo o como queramos llamarlo, al final vence y se infiltra sin remedio.

Quisiera poder hacer frente a estos nuevos retos de la mejor manera posible, pero a veces me siento impotente ante la ola que nos arrastra a hacer lo que todos hacen, y a pensar como todos piensas, a comprarnos las mismas cosas, endeudarnos en los mismo y vivir casi como robots programados para continuar siempre en el sistema, perpetuando lo  con nuestros hijos.

Y el tiempo va pasando, la vida sigue y cada vez todo se complica, nuestros hijos se hacen mayores y el futuro para ellos se les va oscureciendo, viendo un panorama tan complicado como el que existe en la actualidad, repleto de guerras, de miseria, de inmigración y sobre todo de miedo.

Por eso me siento como he comentado al principio, con esa mezcla de sentimientos encontrados, que no me dejan sentirme libre y que quisiera desechar para llenarme de la luz de los días por venir, que pueden ser maravillosos, pero que las nubes del futuro incierto no me dejan ver esa misma luz, que estar, seguro que está, habrá que luchar con todas nuestras fuerzas para que se disipen esas nubes negras que cubren nuestro futuro, y de mientras, vivir el presente, que en realidad, es lo único que tenemos, pues cuando llegue el futuro, será presente y el pasado, ya pasó.

Reflexión de un escritor un poco desmotivado, seguimos en el camino...

martes, 1 de mayo de 2018

ABAJO, ENTRE LOS MUERTOS (VERSOS DESDE EL INFIERNO)



ABAJO, ENTRE LOS MUERTOS (VERSOS DESDE EL INFIERNO)

Duerme mi amada
el inmóvil sueño de la muerte.
Su alma fue arrebatada
por uno que no tenía derecho,
ya hace dos días de aquello.

La miro con rabia contenida,
a hacedor le pido me despoje
de mi envoltura carnal, atado estoy
para volar al lugar sagrado,
si es que allí la han llevado.

Quisiera quedarme inerte, sin aliento
por tí muriendo en vida,
atado a la terrena existencia, 
se me reveló la forma de entrar
en la gloria.

La tierra latía con su ritmo
intemporal, me deje llevar
a lo profundo, dejar el calor de
la vida, viajar hacia la niebla
del limbo vacío donde nadie
se encuentra.

Una mujer a mi encuentro sale,
pregunta por su hijo, ¿Lo has visto?,
No señora, a nadie he visto,
ella explica que en su coche iban,
regañar a su hijo girabase,
ya nada recordaba, solo entrar en la niebla desconocida.

De repente viene un niño, ¡Madre!, ya he venido, los médicos no me salvaron, se donde tenemos que ir, no hace mucho aquí estuve.

Ellos desaparecen entre la niebla
ya solo me encuentro en ella,
¿solo? , no, viene a mi encuentro
aquel que mora entre el cielo y el infierno.

Aquel que no puede elegir comenta:
Hace dos días pasó tu amada, un ser maligno la tenía. 
Nada sé de donde está,
subir a la gloria iremos y allí preguntar tendremos.

La puerta del Cielo abrimos
viendo hermosas laderas, montañas,
Bosques de naturaleza terrenal perfecta.

Allí casi no hay nadie, qué solos están aquellos que ganaron la gloria.
Una flor de la ladera recojo, una flor de la gloria.
Tanto pecado existe, tanto mal la humanidad guarda, para pagar en la hoguera del fuego infernal que hiela…

Mi amada aquí no está, al averno la han atado, ya se donde vamos.
Solo al Infierno tendrás que entrar,
comenta el errante.

Nada temo pues, que así sea.
Un demonio humano viene a mi encuentro.
Mitad hombre soy, se donde está tu amada.
Si en pago me das la flor de la gloria,contigo entraré al infierno, juntos la liberaremos, aquí la puso
uno que no tenía derecho.

Solo debo entrar, sino te castigarán.
¿Castigar?, ¿a qué?,
A ir al infierno, risa me da.

El paisaje es desolador, la oscuridad,
montañas de insectos, seres putrefactos,
aquí ha venido el que no tiene derecho.
A tu amada la dejé en el claro infernal,
hace siglos, ¿no?,

Desde ayer, le digo
y un grito desesperado rasga el
crudo paisje infernal.
Al fondo aparece, allí está mi amada,
en un lecho de podedumbre, de óxido, 
rodeada de carroñeros, despojos que se alimentan,
de almas puras robadas.

Reuno las fuerzas, el demonio medio hombre
conjura, es un demonio poeta,
conjura sin chanza, abriendo un portal
recojo en brazos a mi amada.

La flor ya ha sido dada en pago,
su belleza hará más sombrío el averno, 
el poeta pondrá el nombre de mi 
amada, a la flor del infierno,
ya vuelvo a la existencia,
y vuelvo con ella.

Ya ahora despierta, nada sabe
de haber estado en el averno 
solo pregunta por qué lloro, 
mi amor superó a la muerte. por ella
fui abajo,
entre los muertos.



domingo, 22 de abril de 2018

SOÑANDO CON LA INFANCIA




SOÑANDO CON LA INFANCIA


Viejo soy, pues ya pronto a por mí
vendrá la Parca.

Ya no pienso en futuro, no existe
nada que piense hacer mañana,
vivo ya en el presente,
lección aprendida  
cuando ya no es necesaria.

Mi mente se nubla
solo se despeja cuando duerme
y sueña
con la lejana infancia,
el amanecer de la vida,
la inocencia de la existencia,
la parte más pura 
del complejo arte de vivir.

Anhelos de infante, 
besos dulces de madre,
amores puros, amistades de hierro
todo era hermoso,
todo era nuevo.

El Mundo se abría ante mí,
la vida parecía lenta
las tardes interminables,
los veranos eran dulces y tediosos,
el tiempo era amable.

Noches de reyes ilusionaban,
juguetes, risas, juegos y
los años pasaban, 
la escuela los moldeaban,
pasaron con un rápida lentitud.

Llegó la juventud,
murió el candor inocente
de la infancia querida, 
la vida transcurría.

Ya soy viejo, ya viene la Parca,
pero en mi mente siempre, siempre,
vuelvo a la infancia…


domingo, 8 de abril de 2018

LA LEVEDAD DEL INSTANTE




LA  LEVEDAD DEL INSTANTE


Pasan fugaces las horas,
con la relatividad de los minutos,
la prisa de los segundos,
escapando las milésimas,
que configuran las dimensiones
terrenas.

Se enquistan los instantes
en tumores de dudas infundadas,
de amargas esperas infructuosas,
que nada anhelan,
que se tornan oscuras habitaciones
en la morada del alma.

La eternidad no espera
tiene prisa, pues no existe fuerza
capaz de parar su carrera.

Solo los momentos son eternos
en el transcurso del tiempo,
momentos en los que la vida
se siente, se encuentra.

Estos son los que configuran 
el universo,
el propio, el de cada uno,
el momento es la materia 
de la existencia.

De momentos fuimos creados,
y de instantes fuimos 
aniquilados, en la levedad
de la existencia, un momento
es una eternidad,
y un instante basta para marchar.

Instantes configuran el momento,
ellos son los dueños del tiempo.


SOBRE ETAPAS, DEMONIOS E INCOMPRENSIÓN



Existen etapas en la vida en las que quizás comenzamos a plantearnos realmente cual es el verdadero sentido de toda esta movida a la que llamamos existencia. Algunos dicen que a los cuarenta años es cuando los hombres, quizás también las mujeres, pasan por una de esas etapas en las que la vida se trastoca y cambia para siempre, pues según cuentan, en esa edad te replanteas mirando hacia atrás en el tiempo sobre todas las cosas que has hecho, los logros, los objetivos cumplidos, los fracasos, los desengaños, los malos momentos, los buenos, en fin, lo que es la vida durante cuatro décadas.

A mis cuarenta y un años podría decir que he vivido bastante, aunque quizás no de la forma que hubiera querido, pero puedo decir que a pesar de todo, el camino ha sido largo, de momento y espero que lo siga siendo por lo menos otras cuatro décadas más, aunque eso nunca se sabe.

Siempre he dicho que tengo una forma de ser bastante nostálgica, me gusta recordar momentos del pasado, no todos, por supuesto, pero si momentos en los que fui feliz, en los que la vida era dulce, sobre todo momentos de la infancia, instantes de esa época que para mí fue maravillosa, con sus más y sus menos, pero mirando hacia atrás, para mí lo fue, y mucho.

Recuerdo aquellos años con mucha luz, con una forma de vida que la gente tenía llena de ilusión, de ganas de tener un futuro, y eso es lo que ahora falta, eso es lo que todos anhelamos, la sensación de que va a haber un futuro, pues parece que con tanta tecnología y tanto control a través de los móviles, de los ordenadores y de los medios de comunicación, inundando nuestra vida de información inútil y de miedo que nos hacen sentir que nos han robado ese futuro, y en cierta manera es verdad.

Vivimos enjaulados en una sociedad en la que nos complacemos con trabajar como esclavos interminables jornadas de doce y catorce horas, sin tiempo para pensar, para reflexionar, para reír, para jugar, para conversar, nuestras conversaciones han perdido la esencia, pues hablamos mucho por los aparatos digitales, wathsapp, chat, messenger, redes sociales, pero no somos capaces de quedar con un amigo a tomar un café y hablar en persona, no tenemos realmente tiempo, somos seres ocupados eternamente, hasta en nuestro tiempo de ocio estamos ocupados, no nos permitimos a veces ni aburrirnos, que también es bueno para la salud, aunque no lo parezca.

Todas estas cuestiones llevo planteándolas muchos años en otros escritos de este blog, aunque cada vez diluyo más las publicaciones en el tiempo, pues realmente se me van las ganas de escribir, de denunciar de intentar "despertar" a quien me lea, porque realmente yo tampoco estoy despierto, vivo narcotizado por facebook, por internet, por las noticias en la televisión, un opio que cae desde todos estos medios que me hacen cada vez leer menos, escribir menos y lo que es peor, pensar menos.

Llegará el día que este blog quede abandonado en el inmenso desierto de Internet, quizás si sobrevive a la censura que el nuevo orden mundial pretende hacerle a este medio, alguien podrá leerlo y saber algo del pensamiento de un ser humano nacido en el siglo XX, que ha transitado por el XXI y que se siente perdido en esta movida existencial llamada vida.

Me siento perdido porque cuando intento darle sentido a lo que ocurre a mi alrededor siempre hay variables y situaciones en las que todo queda patas arriba y que a veces no se saben como manejar, pero supongo que vivir es eso, como he dicho alguna vez, "La vida es una eterna incertidumbre", y la realidad es que aunque es así, siempre seguimos saltando los obstáculos que nos ponen, y si no los rodeamos o hacemos un túnel para pasar por debajo, pero vamos, aunque sea a trancas y barrancas, siempre saliendo adelante, y quizás ese sea el único sentido que tiene todo esto, ir hacia adelante, hasta el fin, hasta el cambio de situación vital.

Me ha planteado muchas veces si vale la pena exponer mis pensamientos en este blog, pues a veces me siento como predicando en el desierto, los comentarios de la gente no abundan, no se si con lo que escribo contribuyo en algo a hacer que alguien se sienta mejor, pero luego pienso que si, que consigo que alguien este mejor, y ese alguien soy yo, pues como terapia, escribir es algo que libera, como decía el escritor Ernesto Sabato, escribir libera demonios interiores que nos pueden hacer mucho daño, con la escritura los soltamos y los damos a conocer, así pierden el poder de hacérnoslo. 

Los demonios interiores se forman por las malas experiencias de la vida, por lo que no hemos dicho en el momento debido, por lo que hemos sentido y nos hemos guardado dentro, por lo que no hicimos en el momento que debíamos, por desconocer lo que había que hacer y no querer aprender a hacerlo, en fin, por ser personas humanas...

Escribir exorciza muchos demonios, y nos hace avanzar en las etapas de la vida porque ordenamos el pensamiento, aclara nuestras ideas y nos hace saber en muchas ocasiones lo que realmente queremos, ya que viendo en el papel impreso nuestros deseos, anhelos e ilusiones, podemos visualizar mejor el camino para conseguir esos objetivos.

También echando afuera nuestras desilusiones, miedos y malas vivencias conseguimos limpiar en cierta manera nuestra alma del poso que nos dejan esas experiencias, a la vez que podemos ayudar a quienes estén pasando por alguna similar, aportamos nuestro conocimiento y con ello hacemos que otros puedan agarrar nuestros "trucos" para sortear esas tormentas de la vida.

Quizás estoy pasando por una de esas etapas vitales de las que he hablado al principio de este post, la verdad es que últimamente me han ocurrido cosas que hacen replantearse mucho cuales son las prioridades en la vida, aunque cueste muchas veces darse cuenta de que no tenemos la vida en la palma de la mano, que hoy estamos aquí y mañana perfectamente podemos estar en el tanatorio, nunca se sabe, pero la perspectiva del fin es algo que realmente no importa, pues un día u otro hay que llegar allí, pero desde mi perspectiva de ignorante mortal me parece que la Parca es injusta, a unos les da mucho tiempo y a otros muy poco, pero claro, mi conocimiento mortal no puede comprender los designios de esta poderosa fuerza que es la muerte, y no es mi pretensión comprenderlo, creo que no sería capaz de hacerlo.

Comprensión, esa es la palabra, eso es lo que necesito, lo que necesitamos, pues vivimos en una vorágine de incomprensión, de falta de empatía, de no ponernos en el lugar del otro, de un egoísmo exacerbado que nos está convirtiendo en máquinas biológicas programadas para servir a un sistemas inhumano de producción material, un sistema voráz que nos devora y nos mantiene para que sigamos produciendo riqueza a unos pocos, y nosotros a conformarnos con migajas de esa riqueza y encima conformándonos sin aspiraciones de cambio.

Eso es lo que no comprendo, el por qué no podemos cambiar esto, por qué no abrimos los ojos y empezamos a realizar acciones que nos lleven a ser más humanos y dejar de mantener a todos estos buitres que nos están exprimiendo la vida, no lo comprendo, pero tampoco sé que puedo hacer para hacerlo ver y comprender.

La frustración inunda mi alma en estos momentos, como he dicho algo, son etapas, y ahora estoy en una de ídem, pasará como todo en la vida, pero he querido reflejarla aquí, para el futuro, para que si alguien se siente un poco como yo, que pueda compartirlo conmigo, se agradecería.

A pesar de todo, seguimos, si, seguimos en el camino...